La ministra de seguridad argentina, Patricia Bullrich, manifestó su preocupación por un pacto recién sellado entre la vecina Bolivia e Irán y aseguró que “Hoy el continente latinoamericano no está fuera de la zona de problemas que puede tener la realidad de Medio Oriente”. Según Bullrich, “Hay células de Hezbollah en la Triple Frontera -Argentina, Brasil y Paraguay. Pero es en la frontera de Bolivia donde nosotros vemos el máximo nivel de alerta, porque ha habido un memorándum firmado por Bolivia e Irán”. El alcance potencial de este acuerdo en la geopolítica regional, por sus implicaciones en tecnología militar y de inteligencia, alertó a expertos en seguridad y defensa. Además, señaló el ingreso en los últimos tiempos de más de 700 ciudadanos iraníes a Bolivia y planteó su sospecha de que no se trata de turistas y sí de miembros iraníes de las fuerzas Quds.
Cabe destacar que los vínculos entre ambas naciones no son nuevos. Se remontan a 2006, durante el primer mandato de Evo Morales. Desde entonces, la presencia iraní en territorio boliviano ha sido constante. Se construyeron mezquitas, se abrieron institutos para el estudio del islam, se creó un canal de TV iraní para difundir contenido islámico, y La Paz recibió visitas de las más altas jerarquías del régimen iraní.
Irán, enfrentado con Estados Unidos y amigo de Venezuela, podría estar viendo en Bolivia un nuevo socio estratégico en el sur del continente. Pero además, el interés de Teherán radica en la riqueza en litio y uranio del país sudamericano, minerales claves para el desarrollo armamentístico. También hay vínculos ideológicos y comerciales.
La voz local. Para saber de la relación entre estos dos países, consultamos al periodista e investigador Emilio Martínez Cardona, autor del libro “Relaciones peligrosas: el eje Teherán-Caracas-La Paz”.
– ¿En qué se basa el buen vínculo entre Bolivia e Irán y qué tanto deberían preocuparnos?
– De todas las alianzas heredadas por Luis Arce de Evo Morales, esta es la más compleja, la que puede traerle más problemas que beneficios. El comercio bilateral entre Bolivia e Irán es irrelevante. No hay por ese lado una justificación para la cercanía entre ambos países. Lo más preocupante es el convenio firmado a mediados del año pasado por los ministros de defensa de Bolivia e Irán, que incluye drones de la frontera con Argentina, bajo el supuesto de combatir el narcotráfico. Esto fue un disparate diplomático, sabiendo que Argentina fue víctima de graves atentados terroristas que implicaron a la Guardia Revolucionaria iraní. La firma de ese convenio es el mayor error cometido por la administración de Luis Arce en materia de política exterior.
El acercamiento con Irán comenzó en el primer periodo de gobierno de Evo Morales e incluyó un convenio de prospección geológica, en áreas que tienen yacimientos de uranio. También existió un proyecto para instalar una planta cementera binacional en el Cerro Pahua, donde casualmente se han detectado reservas uraníferas, y una organización indígena denunció la explotación clandestina de otro yacimiento de uranio en el Cerro Manomó. En julio del 2009, las filtraciones de WikiLeaks revelaron las preocupaciones del canciller israelí, Avigdor Lieberman, por el exagerado tamaño de la representación diplomática iraní en Bolivia y su conexión con la búsqueda de uranio.
Se me quedó en el tintero pero es importante: En 2011, el entonces ministro de defensa de Irán, Amad Vahidi, con sello rojo de Interpol por el caso de la AMIA, fue visto en el acto de inauguración de la Escuela de Defensa de la ALBA, que funcionó en Bolivia en la ciudad de Warnes, con presencia de instructores iraníes.
Foto: Los presidentes de Bolivia, Luis Arce, y de Irán, Ebrahim Raisi, cuenta oficial de Twitter de Luis Arce |