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La noticia más relevante de esta semana en América Latina es la cumbre del Mercosur que se llevará a cabo en Paraguay. No tanto por que se esperen grandes noticias del encuentro de esta asociación regional integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y que tiene como socios en distintos niveles además a Bolivia, Chile y Venezuela. Sino por la promocionada ausencia del mandatario argentino, Javier Milei, en la que sería su primera presencia en el foro.
Milei viene protagonizando desde hace semanas una sonora polémica con el presidente brasileño, Lula da Silva, a quien ha calificado como un “zurdito” con “el ego inflamado”. También negó que se fuera a disculpar, tras un reclamo público del presidente brasileño, por haberle llamado meses atrás “zurdo salvaje”, “comunista” y “corrupto”. Más aún, el presidente argentino visitará este sábado Brasil para participar en la Conferencia Política de Acción Conservadora, a la que también asistirá el expresidente brasileño Jair Bolsonaro.
Como se puede ver, el clima en la interna del Mercosur es de alta tensión, justo en momentos en que el bloque comercial enfrenta desafíos crecientes. Por un lado, la sociedad histórica entre Brasil y Argentina, dos de los países más proteccionistas del mundo, que ha llevado a que la alianza comercial no logre acuerdos con ningún otro bloque, parece resquebrajarse con la llegada de Milei al poder en Argentina. Pero la esperanza de los países más pequeños como Uruguay y Paraguay, de que este cambio les permita abrirse más al mundo, se pone en duda con la actitud independiente de Milei. Para cerrar, la ambición de Lula de ser un jugador de la política global queda en jaque cuando ni siquiera logra apoyo mínimo en su “patio trasero”.
La voz local. De todo esto conversamos con Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, a quien le trasladamos algunas preguntas.
– ¿Pueden los países del Mercosur esperar que Milei ayude a abrir el bloque? ¿O tendrá más bien actitud prescindente? ¿Cómo afecta esta pelea personal entre Lula y Milei al funcionamiento del bloque?
– La realidad es que hoy en día las urgencias de los países del Mercosur difieren. En particular, en el caso argentino la ambición del gobierno es avanzar en la normalización de la economía. Hasta que esta tarea no esté cumplida, no veo grandes posibilidades de que Argentina sea un impulsor feroz de la apertura comercial del Mercosur.
Para dar un poco más de claridad, la apertura del Mercosur implicaría reordenar y bajar el Arancel Externo Común (AEC) y avanzar rápidamente en la firma de acuerdos de libre comercio con las principales economías del mundo. En el camino de las reformas, Argentina tiene aún mucho camino que recorrer para toparse con este tipo de medidas.
Dicho esto, no hay que pensar que el Mercosur no está avanzando en una agenda aperturista por culpa de la crisis argentina. La realidad es que del lado brasileño no hay ambiciones de que el Mercosur se integre al mundo. Y, a la luz de que en términos económicos Brasil es casi dos tercias partes del Mercosur, esto hace que las posibilidades de avanzar en una apertura en el corto plazo sean casi nulas.
La agenda de la cumbre considero quedará reservada a cuestiones que no comprometan la estructura económica actual, como acuerdos comerciales con economías pequeñas y lejanas, o modificaciones marginales al AEC.
Lo antes dicho es la pata racional. Y se añade la resistencia emotiva, manifiesta en las posturas políticas claramente encontradas entre Milei y el Presidente de Brasil. Esto no ayuda a tener una relación bilateral aceitada, pero tampoco hace al fondo de la cuestión.
Crece la pelea entre el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, y el actual mandatario, su antiguo aliado, Luis Arce. El líder cocalero y símbolo de la izquierda regional, acusó a Arce de mentirle al mundo fingiendo un golpe de Estado que, según aseguró, nunca existió. Morales sostuvo que al principio “pensaba que era golpe, pero ahora estoy confundido: parece autogolpe”. Más tarde, agregó: ”Lucho faltó el respeto a la verdad, nos engañó, mintió, no solo al pueblo boliviano, sino al mundo entero”. Esto generó una airada respuesta de Arce que, con nombre y apellido, le dijo: “Evo Morales, ¡no te equivoques más! No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido”. Y añadió que quienes “buscaron tomar el poder por las armas” serán juzgados.
Vale recordar que la semana pasada contábamos en Mirada Sur el confuso episodio, el cual Evo Morales ya había puesto en duda, pero ahora cortó grueso y puso distancia con la gestión de quien fue su ministro de economía durante casi 14 años. A tal punto fue a fondo con sus declaraciones que llegó a sostener que se trata de una maniobra para sacarlo del medio. “Lucho va a dejar la Presidencia a la Junta Militar. La única forma de que Evo no sea Presidente, es dejar la Presidencia a la Junta Militar”.
Show político. La versión de Morales y su sector, desde donde se habló de un “show político”, “una parodia” y “un montaje”, se apoya en la denuncia que el Comandante General del Ejército, Juan José Zúñiga, apuntado como responsable del golpe, emitió al ser capturado y llevado a una cárcel de máxima seguridad. Zúñiga dijo que Arce le pidió que preparara algo para aumentar su popularidad y eso fue el supuesto golpe, lo cual el Presidente desmintió. Morales y Arce protagonizan una tensa disputa por el liderazgo dentro del oficialismo, de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Si bien Evo está inhabilitado por la Justicia para ocupar una candidatura, él pretende postularse de todos modos. Arce, por su parte, aún no ha confirmado su participación en los comicios.
Trasfondo. Todo comenzó el miércoles 26 de junio, el comandante Zúñiga, jefe del Ejército boliviano, atacó el Palacio Quemado, sede del Poder Ejecutivo, con tanques y tropas militares. Exigía cambiar el gabinete de gobierno y restablecer la democracia. En apenas 4 horas, la intentona se diluyó, los militares se replegaron y el comandante fue destituido.
Por qué importa. Bolivia atraviesa una severa crisis institucional y económica desde hace meses. La escasez de dólares y de carburantes, así como la recesión, vienen generando una inestabilidad social y política creciente, que se ve agravada por la pelea pública entre las dos figuras más influyentes del partido en el gobierno. A lo que se suma la incipiente debacle del modelo socialista, basado en la exportación de recursos naturales como el gas, que impuso ese partido.
José Raúl Mulino asumió esta semana la presidencia de Panamá. Abogado, de 65 años, Mulino se convirtió en el octavo mandatario en democracia desde el fin del régimen militar en 1989. En una ceremonia a la que asistieron figuras tan diversas como el rey de España, Felipe VI, y los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Costa Rica, Rodrigo Chaves, el flamante mandatario dijo que “Recibimos una economía seriamente afectada. No solo perdimos el grado de inversión, también perdimos miles de empleos y la confianza de invertir en el país”.
Mulino llegó al poder impulsado por la popularidad del expresidente Ricardo Martinelli, a quien reemplazó como candidato luego de que este recibiera una condena de casi 11 años por blanqueo de capitales. Martinelli se encuentra hoy asilado en la embajada de Nicaragua.
El nuevo gobierno tiene varios desafíos entre manos al asumir, más allá de gestionar la incómoda presencia del mentor del presidente en una embajada extranjera. Crisis en el suministro de agua potable y energía, problemas financieros en la seguridad social, un masivo flujo de inmigrantes por su territorio, a lo que se suma resolver el álgido problema de la concesión minera a una empresa canadiense, que el año pasado provocó masivas protestas.
En las últimas horas, se sumó otro elemento al debate, y fue el cariz ideológico del nuevo mandatario. Tras una larga llamada con el presidente argentino, Javier Milei, algunos analistas especularon con que el nuevo gobierno tendría un perfil libertario. En las horas siguientes, el propio Mulino opinió del tema, señalando que ideológicamente es de “centro derecha” y no de “derecha radical”, y validó la mano presente del Estado además del rol de los mercados. “Yo sí creo en los mercados, pero también creo en la mano del Estado presente en la vida de los panameños, sobre todo de los que menos tienen”, porque “los mercados no solucionan la crisis de los más pobres”.
La voz local. Para entender mejor este tema, le escribimos a Surse Pierpoint, dirigente empresarial y gremial panameño, quien nos decía que “creo que algunos están leyendo mucho de esa conversación con Milei. No le veo rasgos libertarios a Mulino pero por lo menos ha nombrado a Roberto Brenes, fundador y primer presidente de la Fundacion Libertad, como uno de sus asesores en materia económica”. Según Surse, “en el marco internacional, Mulino como abogado activo formó parte de un grupo luchando contra las restricciones de GAFI y nuestra permanente aparición en listas “negras” y “grises” que suelen emitir los países miembros del OCDE. Creo que seguirá una política pro-EEUU. La gran incógnita es si aún hay lazos de afecto entre él y el expresidente Martinelli”.
Pero sobre elementos concretos para anticipar el tenor de su gestión, Surse nos decía: “To early to tell”.
No es común que una elección interna en Uruguay sea noticia a nivel internacional. Pero el pasado domingo, la elección de la candidata a vicepresidenta por el partido oficialista, rompió la calma habitual del país. Luego de conocerse los resultados que lo definieron como candidato único del Partido Nacional, Alvaro Delgado, hoy jefe de gabinete de Luis Lacalle Pou, anunció que había elegido a Valeria Ripoll como compañera de fórmula, una exdirigente sindical con gran notoriedad pública por su actual rol de panelista en un popular programa de televisión, y vinculada durante años con el Partido Comunista. El anuncio de Delgado explotó como una bomba en la política local.
Al respecto, La Derecha Diario calificó la decisión como “Vergüenza mundial” y añadió que el candidato había “ignorado al ala de derecha de su partido”.
Esta publicación, y otras por el estilo, fue lo que provocó la preocupación de los amigos que nos escribieron preocupados por la designación de la candidata a vice del Partido de Lacalle Pou, mandatario que alcanzó gran notoriedad a nivel internacional por enfrentarse a los principales tiranos de la región, y defender las ideas de la libertad en situaciones tan cruciales como la pandemia del Covid 19.
Quién es. Valeria Ripoll se unió al Partido Nacional hace menos de un año. Antes, fue la secretaria general del sindicato de obreros municipales (ADEOM). Sus orígenes políticos fueron en el Partido Comunista, de donde se fue en el año 2018 “por decepción”. Asegura que la izquierda, que gobernó durante los tres períodos previos a la victoria de Lacalle Pou en 2019, “tenía el dinero, la mayoría parlamentaria y todas las condiciones para que la vida de los que más lo necesitaban, de la gente más débil, realmente mejorara, y no lo hicieron”.
Si bien se considera “una militante social y una militante sindical”, afirma que los sindicatos y las organizaciones sociales “han sido colectivos que el Frente Amplio ha utilizado para llegar al gobierno durante muchos años”.
Ripoll dice haber encontrado en el Partido Nacional, lo que estaba buscando. Conoció a la vicepresidente Beatriz Argimón, a Lacalle Pou y luego a Alvaro Delgado y se refirió a ellos de la siguiente manera: “Esas personas a mí me dejaron la idea de que los políticos pueden tener empatía y no solo se mueven por votos”. Y aseguró que “Ellos me demostraron que hay políticos en este país que tienen sensibilidad social, y que les importa hacer cosas para la gente”
La voz local. Hernán Bonilla, presidente y fundador del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) en Uruguay, nos dijo que “Dentro de una elección interna en la que no hubo grandes sorpresas, la gran sorpresa de la noche del domingo fue la elección de Valeria Ripoll como candidata a la vicepresidencia por el Partido Nacional. Y estuvo dada porque Ripoll no es una dirigente política tradicional y, como lo anunció el propio Álvaro Delgado, fue un anuncio disruptivo. No era el nombre que más sonaba para ocupar ese lugar y es una apuesta que hace Delgado y el Partido Nacional procurando alcanzar un electorado quizás menos politizado, más cercano a temas sociales y más montevideano, dado que el Partido Nacional vota mejor en general en el interior del país que en la capital. Allí quizás se encuentran los principales motivos que explican esta designación que causó sorpresa en todos quienes seguimos la elección”.
Si bien el clima electoral se vive en Venezuela desde hace meses, esta semana comenzó oficialmente la campaña en ese país de cara a las elecciones del 28 de julio. Una campaña marcada por la creciente presión del dictador Nicolás Maduro sobre la oposición, a la que ha impedido competir con sus candidatos naturales, en base a subterfugios legales, directas proscripciones y arrestos ilegales.
El jueves, el principal candidato opositor, Edmundo González Urrutia, congregó a miles de personas en la capital venezolana, junto con la dirigente María Corina Machado. Pese a las permanente trabas, y represión del gobierno, hay creciente optimismo en la oposición de que puede haber un resultado tan abrumador a su favor, que resulte imposible de negar por el régimen. “Es imposible que esta elección le dé la victoria a Maduro sin que haya un masivo fraude electoral”, declaró Leopoldo López, exiliado político en España. “Por supuesto, sabemos que Maduro es Maduro, que es un dictador, pero estamos muy optimistas respecto al inicio de una transición democrática para Venezuela”.
Mientras tanto, los Gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, que rompieron relaciones diplomáticas en 2019, reanudaron este miércoles 3 de julio sus conversaciones bilaterales, en un encuentro virtual en el que acordaron trabajar para “ganar confianza” y mantener un diálogo “de manera respetuosa y constructiva”. El diálogo es visto como clave para que exista una presión sostenida sobre el régimen de Maduro que le obligue a aceptar condiciones transparentes en las próximas elecciones.
Si bien todos los analistas ven con enormes dudas que Maduro vaya a reconocer una derrota, y pueda dejar el poder en forma pacífica, la presión de los países occidentales es vista como el gran elemento definitorio para que el estamento militar que es el poder detrás del gobierno venezolano termine negociando condiciones que habiliten una transición democrática en el país.
Newsletter publicado originalmente en Mirada Sur
Martín Aguirre, Director
Rodrigo Caballero, Editor