Venezuela sin salida, Fernández, Noboa, un juez protagonista y atletas fugados

Escucha la noticia

La situación política en Venezuela es de máxima tensión. El régimen de Nicolás Maduro sigue sin poder aportar las actas que prueben su alegado triunfo electoral, y la comunidad internacional cada día endurece más el tono y demanda respeto a la democracia. Por otro lado, la represión sobre los opositores ha subido a nuevos niveles, llegando incluso a que nadie se anime a opinar de lo que sucede.

Un punto particularmente bajo de la semana fue la propuesta del presidente brasileño, Lula da Silva, de repetir el acto eleccionario. Algo que en un principio el presidente de EE. UU., Joe Biden, pareció apoyar, pero que luego la Casa Blanca se encargó de desmentir. La respuesta obvia la proporcionó la líder opositora María Corina Machado, que dijo que sería una tomadura de pelo a la sociedad. “Las elecciones tuvieron lugar y la sociedad venezolana se expresó en condiciones muy adversas, donde hubo fraude y aun así logramos ganar”, sostuvo.

Machado insistió en que “hay que respetar la voz del pueblo, hay que respetar la soberanía”, y preguntó: “¿Aceptarían ustedes que se llamara a otra elección en sus países?”. “Se va a una segunda elección, y si no le gustan los resultados ¿se va a una tercera, cuarta, hasta que le gusten los resultados a Maduro?”.

Lula aseguró que está trabajando con México y Colombia para encontrar soluciones, y reveló que su relación con Maduro, que en el pasado era muy buena, se ha “deteriorado”, como consecuencia de que “la situación política está deteriorada en Venezuela”. La realidad es que hoy en día, el presidente brasileño es el único mandatario regional que mantiene diálogo con Maduro, de alguna forma, legitimando su fraude electoral.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, manifestó su desacuerdo con la propuesta de Lula, afirmando que no considera “prudente” pedir nuevas elecciones. “Vamos a ver qué resuelve el tribunal. No creo que sea prudente que un gobierno extranjero, sea quien sea, intervenga en algo que corresponde resolver a los venezolanos”, declaró López Obrador. No explicó cómo podrían los venezolanos resolver el asunto, cuando un presidente ilegítimo y autoritario, impone una realidad a punta de fusil.

Para terminar, vale decir que nos hubiera encantado contar con la opinión de algún analista local. Pero varias personas contactadas, declinaron opinar por miedo a las represalias del régimen. Más claro…

El ex presidente Fernández posa con Gustavo Petro.

La telenovela en torno al ex presidente izquierdista argentino, Alberto Fernández, no para de crecer. En las últimas horas, la justicia imputó a Fernández por violencia a su propia mujer, a quien habría golpeado de manera sistemática durante años, y a quien habría forzado a abortar, según ella misma denunció.

Como si la denuncia fuera poco, con ese nivel de dramatismo que sólo los argentinos le pueden aplicar a su vida política, esta semana se han filtrado videos y “chats” del ex presidente que lo vinculan con varias mujeres en relaciones extramatrimoniales. Algunas de ellas son conocidas actrices y figuras mediáticas, con quienes el ex presidente mantenía encuentros clandestinos en la propia Casa Rosada. Encima, algunos de estos encuentros habrían ocurrido durante la pandemia de coronavirus, en la cual Fernández impuso una cuarentena extremadamente severa, que terminó con gente presa por ir a la playa o tomar sol en una plaza. El archivo de discursos del ex presidente, que lo dejan muy mal parado, parece inagotable, y está generando una polémica impactante.

Entre los detalles que han aparecido en las últimas horas, se conoció una conversación entre el ex presidente, y su mentora y predecesora Cristina Kirchner, donde directamente lo acusaba de mujeriego enfermizo, y le conminaba a “déjate de joder con las minitas”. Por estas horas, en Argentina no se habla de otra cosa. Incluso dejando en segundo lugar la noticia de que el gobierno de Javier Milei logró que la inflación baje a 4%, el mejor dato en muchos años.

Para tener la visión local del tema, hablamos con el amigo Garret Edwards, de la Fundación Libertad, que nos comentaba lo siguiente: “por un lado es un caso gravísimo, es una denuncia de violencia de género de parte de quien fuera la primera dama. Pero además es la conexión y la forma en la que esto se conoció, porque en realidad surge a partir de mensajes en el celular, de quien fue durante muchos años la secretaria privada de Alberto Fernández, celular que estaban peritando por una investigación por potencial corrupción en lo que se conoce como la causa de los seguros, que investiga si hubo o no hubo tráfico de influencias y corrupción al momento de diseñar una normativa y de dar los pasos subsiguientes en temas de seguros en la Argentina. Y ahí es que encuentran estos mensajes de la ex primera dama. Ha generado un gran debate social, un gran debate mediático, ha consolidado la caída total de la imagen de Alberto Fernández, que ya la tenía destruida luego de lo que fue su mandato”.

Pero, de acuerdo con Garret “no hay que olvidar que el foco principal de todo esto es el hecho de que Alberto Fernández y gran parte de su equipo está siendo investigado por corrupción. Fernández tuvo que entregar su teléfono celular para que sea peritado, cosa de que quizá nos enteremos en los próximos días de mucha más información al respecto de la corrupción en la política argentina”.

Daniel Noboa y Verónica Abad

En un clima enrarecido por denuncias de su vice, Verónica Abad, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, confirmó su candidatura presidencial para 2025. Así lo anunció de manera oficial el movimiento que lidera, Acción Democrática Nacional (ADN). Al mismo tiempo se dio a conocer que María José Pinto, actual titular de la Secretaría Ecuador Crece sin Desnutrición, será su candidata a la vicepresidencia.

De acuerdo con las encuestas más recientes, Daniel Noboa, de 36 años, lidera la intención de voto con un 32%. Lo sigue de lejos, con un 15% de la intención, el exministro Gustavo Jalkh, afín al expresidente socialista refugiado en Bélgica, Rafael Correa, y del dirigente indígena Leonidas Iza, con 4%.

Enemigo interno. Noboa ha tenido grandes diferencias con su actual vice, Verónica Abad, y el anuncio de María José Pintos como compañera de fórmula reafirma el distanciamiento entre ambos. Ya se había evidenciado durante la campaña para el ballotage y confirmado cuando Abad fue enviada como embajadora a Israel, en una decisión del presidente que ella misma calificó como inexplicable. Aseguró sentirse “desterrada” y denunció un trato “hostil” de parte de Noboa. Ha recibido presión para que deje el puesto, pero más de una vez declaró que no va a renunciar. Es que Noboa debe pedir una licencia especial para poder iniciar la campaña, pero no quiere que el puesto lo ocupe Abad.

En medio de ese embrollo, la vice presentó una denuncia por violencia política de género en el Tribunal Contencioso Electoral en contra del presidente. Sostiene que Noboa, junto a otros jerarcas que también fueron denunciados, llevan adelante una campaña de desprestigio en su contra. Fundamentalmente por una causa en la que se investiga a su hijo, acusado de tráfico de influencias. Por su parte, el Jefe de Estado consideró la denuncia como una “traición” y acusó a Abad de formar parte de una trama para destituirlo.

La voz local. Para intentar comprender los motivos de las asperezas entre el presidente y la vice, llamamos a Gabriela Calderón de Burgos, del Instituto Cato. Gabriela dijo que “Se denunció que Verónica Abad y su hijo abusaron de los recursos de la campaña y desde incluso antes de llegar a la presidencia hubo un distanciamiento con Noboa. Pero no ha habido ninguna denuncia con evidencias. La mandaron a hacer campaña alrededor del mundo con migrantes, y luego la enviaron a Israel, que ya era zona de guerra. Demasiada venalidad para tan poca cosa que supuestamente hizo. Lo que no se entiende es por qué en un cargo tan simbólico y dependiente del presidente no era más sencillo dejarla con poco presupuesto para que poco a poco pasara a tener menor importancia”.

El juez del Tribunal Supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, ya es una figura conocida en la región. En particular, por su ferviente campaña contra las llamadas “fake news”, que lo llevaron a protagonizar una sonora pelea nada menos que con Elon Musk. Esta semana, De Moraes volvió a ocupar titulares en Brasil, aunque no tantos como debería, por estar implicado en un escándalo de proporciones.

Una investigación del diario Folha do Sao Paulo, mostró que el juez usaba las herramientas y recursos de la investigación que lleva adelante por el tema “fake news” para ordenar medidas contra legisladores del sector del ex presidente Jair Bolsonaro. Hay que recordar que De Moraes mantiene una pelea personal con Bolsonaro, a quien acusa de haber promovido la asonada que atacó el Congreso de Brasil tras las elecciones en las que Lula da Silva se impuso por escasa diferencia.

La polémica en Brasil por este tema es grande, ya que De Moraes ha venido acumulando un poder desmedido, y en su supuesta cruzada para defender la democracia, ha tomado acciones que parecen tener intereses partidarios. Esta denuncia confirma las peores sospechas, y puede generar fuertes efectos a futuro. Si el amigo lector entiende portugués, le sugerimos escuchar lo que dice aquí el buen amigo de Mirada Sur, Magno Karl, del centro de estudios Livres, a partir del minuto 24. También la reconocida periodista de O Globo, Malu Gaspar, explicó el tema en este video.

Por qué me importa. El tema del combate a las fake news, que suena muy positivo, ha venido siendo usado por algunas fuerzas políticas de izquierda como arma para silenciar la voz de sus adversarios, a los que cataloga de “ultraderechistas”, y con eso habilita todo exceso legal. Se trata de un problema muy serio, que afecta a la democracia y a la libertad de expresión en muchos países, no sólo en Brasil

Judoca cubana, Dayle Ojeda

Los Juegos Olímpicos de París 2024 dejaron en evidencia que el deporte en Cuba atraviesa un momento de profunda crisis, al igual que la economía del país y la salud del régimen castrista. La dramática situación social y económica que allí se vive, ha provocado un masivo éxodo de población en busca de una vida mejor. Según datos oficiales, alrededor de 3 millones de cubanos, viven en el exterior. Los atletas no son la excepción y se siguen escapando de la isla en cada evento internacional que les da la oportunidad. En menos de una década, la cifra de deportistas de elite que desertaron a sus delegaciones superó el millar, siendo más de 200 los que lo hicieron en los últimos 2 años.

Desde los comienzos de la Revolución, en 1959, el deporte ha sido una de las grandes insignias del régimen y los esfuerzos del gobierno en este sentido han logrado impulsar exitosos atletas en diversas disciplinas.

Pero lejos están aquellos buenos tiempos. El deporte dejó de ser una actividad de acceso universal como aspiraba el régimen y pasó a convertirse en una actividad para pocos. Además, la propia evolución del deporte en el mundo dejó a Cuba por el camino. Inversiones multimillonarias en infraestructura, tecnología y desarrollo, grandes espónsores y representantes, aplastaron las posibilidades de una nación literalmente en ruinas, donde Fidel Castro, a poco de asumir el poder, abolió el profesionalismo y toda la escena deportiva pasó a depender del Estado. Hoy, en Cuba, un jugador de la Liga de Elite de béisbol, el mismo que en los Estados Unidos tiene un salario promedio de 260 mil dólares al mes, gana sólo 30.

Apertura y fuga. El 26 de julio, día de apertura de los Juegos Olímpicos de París, la judoca cubana Dayle Ojeda, aprovechó el viaje a Francia y huyó de la concentración. Esa tarde debía abordar un vuelo que la llevaría de regreso a la isla, pero nunca se presentó. No fue la primera de esta tanda. Antes ya se habían fugado otros miembros de la delegación olímpica. En los entrenamientos previos a los Juegos, el luchador Angelo Pacheco abandonó el equipo con el que se preparaba en Croacia, mientras que Susana Martínez y Santiago Hernández lo hicieron en las prácticas que el team cubano llevó a cabo en México. Dichas bajas, más otras decenas sufridas en los últimos tiempos, hizo que el desempeño de Cuba en París fuera el peor en 60 años: apenas 9 medallas y el puesto 32 en la clasificación final. Las bajas que en muchos casos se tornaron rivales. De hecho, 61 atletas en 16 deportes conformaron la delegación cubana más reducida desde Tokio 1964. Mientras que 21 deportistas cubanos desertores representaron a 13 países distintos y al Equipo Olímpico de Refugiados, en 10 disciplinas, logrando 8 medallas.

A la venta. La realidad de la crisis cubana, a la cual el deporte no escapa, quedó patente en una publicación que Andy Hechavarría, atleta que representó a Cuba en salto triple en los JJOO, realizó en Facebook apenas regresó de París. “Se vende nuevo en su caja un Samsung edición olímpica, en buen precio, en 900 USD. El de los Juegos Olímpicos”, escribió el atleta junto a un par de fotos del exclusivo teléfono celular que la empresa surcoreana regaló a los participantes de los juegos. No es la primera vez que ocurre un episodio así. En el pasado, varios medallistas cubanos vendieron sus preseas para sobrevivir La Habana. Uno de los casos más recordados es el del púgil Roniel Iglesias, quien subastó su medalla de oro de Tokio 2020 en 83.188 dólares, una millonada en medio de la pobreza de Cuba.

Newsletter publicado originalmente en Mirada Sur

Martín Aguirre, Director
Rodrigo Caballero, Editor

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

Перейти к эмитенту новости